El Nefasto Sistema Previsional Chileno.
Por qué no queremos más Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP)
El año 1981 José Piñera, Hernán Büchi y
otros conspicuos representantes de la dictadura, instalaron en Chile,
sin ningún debate y con total desprecio a los trabajadores, el actual
sistema de ahorro forzoso, que consiste en que todos los meses los
trabajadores destinan más del 10% de sus ingresos a una cuenta
individual de capitalización, pagando una elevada comisión a las AFP
para que administren esos recursos.
A partir de 1981, todos los nuevos
contratos laborales debieron acogerse a este nuevo esquema por
obligación, pero a los trabajadores que tenían contratos vigentes, se
les instó a cambiarse utilizando las más diversas estratagemas, unidas a
una agresiva campaña publicitaria que tildaba de “irresponsables”,
“ignorantes” y “quedados” a los que permanecían en el antiguo sistema.
La dictadura ejercía una presión desmedida sobre el conjunto de los
trabajadores, pero además, los empleadores presionaban en la misma
dirección, incluso llegando a despedir masivamente a sus trabajadores
para volver a contratarlos bajo el sistema de AFP, que no contempla el
aporte patronal, y así deslindan toda responsabilidad sobre la seguridad
social de los trabajadores.
Uno de los argumentos de la propaganda
de ese entonces para “convencer” que había que aceptar este modelo, era
que al término de la vida laboral, los pensionados obtendrían en
promedio entre el 75% y un 85% del equivalente a la remuneración que
recibían en su vida activa. Además, señalaban que el sistema antiguo, de
reparto, era pésimo porque dejaba expuesto los ahorros provisionales
para que los gobiernos de turno los utilizaran para otros fines.
En fin, muchas mentiras. Lo que es
efectivo es que las AFP no se habrían podido instalar en Chile de no
haber estado el país bajo una feroz dictadura, que eliminó a la
oposición, desintegró las organizaciones sindicales y sociales y sumió a
la sociedad entera en el temor por 17 años.
Lo que tenemos hoy
A más de 31 años de su aplicación,
podemos decir que el sistema de AFP es un fracaso; es subvencionado por
el Estado, el que paga el 60% de las pensiones, y al mismo tiempo arroja
a la gente de la tercera edad a la pobreza.
No existe otro país en el mundo en que
los empresarios aporten nada para la jubilación de sus trabajadores. Un
sistema único que atenta contra convenciones internacionales y derechos
esenciales de los trabajadores al requisarles el dinero destinado a sus
pensiones para ser usado en la especulación financiera, generándoles
pérdidas y pensiones miserables sin la posibilidad de cambiarse a un
sistema mejor.
Actualmente están afiliados 9.169.700
trabajadores a las AFP. Éstas sólo pagan poco más de 900 mil pensiones a
un promedio de $173.550. De los actuales trabajadores afiliados, sólo
4.719.066 cotizan, al resto, es a decir 4.450.634[1]
los empleadores les retienen sus cotizaciones y no las enteran o,
simplemente, no se las pagan. O sea, es un sistema en que el 48,53% de
los afiliados no cotiza, por lo que su futuro previsional será una
miseria.
La mayoría de los trabajadores que se
han pensionado en los últimos 31 años, lo ha hecho de manera anticipada,
para ello han debido endosar sus ahorros previsionales a una compañía
de seguros, la que rebaja considerablemente los ahorros que acumularon
durante su vida laboral, otorgándoles pensiones miserables. Pero además,
por el hecho de endosar sus ahorros a una compañía de seguros, los
trabajadores pierden la propiedad sobre ellos y, en caso de muerte, los
hijos y el/la conyugue nos tienen ningún derecho sobre los dineros que
queden.
Un dato importante a señalar es que en
Chile, más del 70% de los trabajadores gana menos de $350 mil mensuales y
con esos ingresos, aún trabajando 40 años sin interrupción, sus ahorros
serán insuficientes para una pensión digna.
Pero en contraposición a lo anterior,
tenemos que los funcionarios de las FFAA (3) a quienes se les mantuvo en
el antiguo sistema de reparto, reciben pensiones 10 veces más altas que
los de las AFP. Otro tanto ocurre con los trabajadores que
permanecieron en el antiguo sistema (INP), quienes reciben pensiones
cuatro veces más altas que los de las AFP.
Las diferencias con el antiguo sistema
Se dijo que el antiguo sistema de
reparto era deficitario, lo que es absolutamente falso: El año 1980 más
de 30 cajas de previsión tenían superávit. Ciertamente que requería
modificaciones, pero en lo absoluto era un sistema fracasado. El costo
actual de administración es mucho más deficiente que el antiguo, antes
la mayoría de los asalariados percibía en promedio cifras cercanas al
75% de sus ingresos en la vida activa y se pensionaban mucho más jóvenes
que en la actualidad.
El principio del antiguo sistema se
sustentaba en el concepto de Seguridad Social. Esto está basado en un
principio de solidaridad básico; los trabajadores activos financian a
los más viejos, quienes por razones naturales pueden aumentar sus
enfermedades, quedar desempleados, etc. Las antiguas Cajas de Previsión
(así se llamaban antiguamente) garantizaban la atención integral en
salud, preventiva y curativa, además, algunas, como la Caja de Empleados
Particulares, la Caja de Empleados Públicos o la Caja Bancaria,
destinaban parte de esos ahorros a la construcción de excelentes
viviendas para los trabajadores, y centros de recreación y
esparcimiento, como cines y estadios. El sistema de AFP por el
contrario, rompió el principio de solidaridad, eliminó el concepto de
Seguridad Social, e impuso el lucro y el mercantilismo en la
administración de estos ahorros, generando ganancias sólo para sus
dueños. La salud se privatizó a costos inadmisibles para los
trabajadores, las pensiones se administran a un costo exorbitante y las
viviendas dejaron de ser un derecho.
Sólo pérdidas para los trabajadores, ganancias para las AFP
Las AFP fueron concebidas como un ahorro
forzoso para los trabajadores. El objetivo era acumular capital al
servicio de un modelo de crecimiento basado en la iniciativa privada,
donde el Estado renunciaba a garantizar derechos fundamentales a las
personas. Su existencia explica, en gran parte, la concentración
desmedida de la riqueza y la proliferación de los grupos económicos.
La rentabilidad prometida cuando se
crearon las AFP no se cumple. Pero además, el sistema está lleno de
perversiones, entre ellas, las AFP (no nuestros fondos) ganan dinero
aunque administren mal nuestros recursos. Los trabajadores no tenemos
ninguna alternativa a este sistema, estamos obligados a cotizarles. Los
empresarios pueden declarar las cotizaciones sin pagarlas, lo que es un
incentivo para crear lagunas previsionales que terminarán afectando la
pensión de los trabajadores.
Solamente entre Abril y Septiembre del
2011, los fondos de pensiones, gestionados por las Administradoras de
Fondos de Pensiones (AFP), sufrieron la pérdida de 25 mil millones de
dólares. Este año, en el mes de Mayo, salieron a la luz pública nuevas
pérdidas millonarias en los fondos de pensiones de los trabajadores
durante los últimos 12 meses, siendo Mayo el peor mes de los últimos dos
años, alcanzando el Fondo A, el más afectado de todos, un -5,61%,
acumulando al año un 11,57% de pérdida. En tanto el Fondo E, tuvo un
leve crecimiento durante el mismo mes, que alcanzó el 0,78%, que sumado a
sus resultados durante el último año, dio un crecimiento de un 3,51%,
constatándose que ha sido el único Fondo que ha generado un saldo
positivo, es decir, el menos especulativo.
Sin embargo, los dueños de las AFP
siguen enriqueciéndose, su sector registra un 33% de rentabilidad
durante el último período; la mayor de la economía nacional.
Estos datos refuerzan el llamado que la
Confederación de Sindicatos Bancarios ha venido haciendo como medida
transitoria desde el 2008, a cambiarse masivamente al Fondo E, para
lograr dos objetivos: poner a mejor recaudo los fondos para nuestra
vejez, e impedir que las AFP sigan especulando con nuestros recursos.
Otra jugada de las AFP para pagar pensiones menores
En Chile, la esperanza de vida de las
personas al nacer, estimada al 2011, era de 77,7 años en promedio, lo
que correspondía a 74,44 años para los varones, y 81,13 años para las
mujeres. Las AFP consiguieron que se recalculara la esperanza de vida de
las personas que se pensionan, edad a partir de la cual se calculan los
montos de las pensiones. Ésta quedó en 82,7 años para los hombres y
87,9 para las mujeres. Esto significa que el sistema es discriminador
con las pensiones que reciben las mujeres, porque vivir más años no
significa que se pueda vivir con menos al mes. Este aspecto, además, es
uno de los ejemplos más masivos y flagrantes de discriminación contra la
mujer con la venia del Estado chileno.
Al aumentar (unilateralmente los dueños
de las AFP) la edad para pensionar, se provoca otro daño en los montos
de las pensiones, pues el monto total de ahorro acumulado (dividendo)
deberá dividirse por un número mayor (divisor; edad), por tanto el
(cuociente; pensión) será menor. Éste es un problema estructural que hay
que abordar con una mirada solidaria. En todo el mundo, en alguna
medida producto del avance de la ciencia, las personas viven más. Esta
situación no puede ser un problema para los seres humanos, de hecho,
debiera ser un aliciente, sin embargo, ello sólo es posible en un
sistema previsional que deje de ver la previsión como una mercancía de
la cual se puede obtener lucro, y comience por comprenderla como un
derecho esencial de los seres humanos, cosa que por supuesto las AFP no
consideran ya que no fueron creadas para eso.
Son tres los factores que presionan a la
baja a las pensiones: primero, se está acabando la generación que llega
a la edad de pensionarse contando con el “bono de reconocimiento”[2]
del sistema antiguo; en segundo lugar, producto de la especulación
bursátil con nuestros fondos cuando los títulos se derrumbaron en medio
de la crisis global, y con la volatilidad de las bolsas que ha seguido
por años, perdimos cerca de un tercio de los fondos acumulados; y en
tercer lugar, al alargarse los años de vida para el cálculo, se reduce
el monto mensual a recibir.
Es urgente acabar con este sistema y construir un sistema de Seguridad Social
Debemos poner fin a este sistema
urgentemente y sustituirlo por un sistema de Seguridad Social. Por un
sistema de reparto como el que había anteriormente, mediante el cual las
cotizaciones de los trabajadores activos se utilizan para pagar las
pensiones de los jubilados.
Este esquema ha demostrado su solidez y
sustentabilidad otorgando pensiones decentes en la gran mayoría de los
países donde impera.
Eso permitiría mejorar las pensiones al nivel del INP y con un excedente grandísimo a favor del fisco.
Para conseguir pensiones dignas, se debe
aumentar la cotización actual de manera gradual hasta llegar a un 25%,
pero con cargo a los empleadores, y el Estado no puede desentenderse de
su rol garante dela Seguridad Social.
Los actuales fondos deben ser
intervenidos por el Estado y generarse la creación de Corporaciones
Privadas sin fines de lucro que administren estos fondos con un criterio
radicalmente diferente, con el principal objetivo de otorgar pensiones
que permitan vivir dignamente a las personas después de una larga vida
de trabajo.
Algunos datos:
Pérdidas de los multifondos de Las AFP en los últimos 12 meses.
Fuente: Diario Financiero, 30 de Mayo 2012.
Fondo A perdió -11,57%
Fondo B perdió -8,1%
Fondo C perdió -4,2%
Fondo D perdió 0,8
Fondo E Ganó 3,51%
Fuente: www.lapala.cl