En 1981 nace el código de agua que desde
la Dictadura hasta hoy nos rige. Y tiene por objeto regular su
traspaso a manos privadas, dejando su acceso y propiedad a merced del
mercado. Bajo esta nueva legislación se le confiere al Estado la
facultad de otorgar derechos de usufructo de manera gratuita y a
perpetuidad a los privados, con derecho a comprar, vender o arrendar sin
limitaciones.
¿Qué ha pasado durante estos años?
El capitalismo salvaje que reina en
Chile ha hecho de las suyas, el conflicto por el agua ha dejado a
cientos de personas, sin su hogar, sin tierras, sin su lugar
histórico-cultural, sin cementerios, ha generado depresiones, muertes y
sufrimiento.
A nivel nacional, son cientos los
hombres y mujeres que se alzan contra el estado neoliberal que defiende
al empresariado por sobre el beneficio ciudadano, ya llevamos décadas de
marchas luchas y peleas, desde el mundo mapuche hasta la sociedad
civil.
Hace pocos días despedimos a Nicolassa
Quitralman, ejemplo de resistencia al Estado que mercantiliza los
recursos naturales, muerte que nos hace mirar la crueldad que vive Alto
Bio Bio, donde las personas “se mueren de depresión”, luego que
hidroeléctricas, amparadas por el Estado, hace décadas los traslade
desde sus lugares de origen a espacios “que no valen nada”. Una pena ver
cómo uno de los sectores más hermosos del mundo, hoy sea uno de los
lugares más pobres y tristes del país.
A nivel provincial, nos encontramos con
una crisis agrícola provocada por la ineficiencia de las empresas dueñas
de los derechos del agua. Es la Gigante de Endesa, la planta
hidroeléctrica, que en el año 2002 obtuvo la certificación internacional
ISO 14.001(argumentando con esto su “cuidado” por el medio ambiente) ,
dueña del 80% de los derechos de agua no-consuntivo quien controla con
un sentido comercial este recurso tan importante para los campesinos,
agricultores y personas.
Es absurdo que se divida el agua y la
tierra, quien tiene tierra puede no contar con agua, y quien tiene
derecho de agua puede comercializarla.
Actualmente la crisis agrícola, por
falta del recurso, la sequía de la laguna de La Laja, y el bajísimo
caudal del famoso “Saltos del Laja”, preocupan a las autoridades quienes
legislan entre 4 paredes, sin resultados sustentables a largo plazo, y
agitan la rebeldía e indignidad de los principales afectados. Sin un
cambio de paradigma y sólo mejorando este código mercantil, este bien
natural tan preciado y escaso seguirá causando perjuicios cada vez más
agresividad a la comunidad.
Endesa provee del recurso a sus
intereses mercantiles en pos de la acumulación capital desmedida,
inunda, destierra, contamina, genera pobreza y desempleo, etcétera…
por sobre la necesidad pública, de consumo para beber, usar para lavado
y regadío de la agricultura para proveer de los alimentos necesarios
para el consumo. Es más, la provincia durante los últimos 2 años ha
pasado por momentos donde No hay agua para algunas comunas, y
simplemente se les suministra con camiones, esperando “lluvias” que
mejoren la situación.
Según el Seremi de Agricultura, el
déficit de agua en la región alcanza un 18% (2013) y se espera un
verano, 2014, optimista, siempre y cuando se avance en trabajos para
mejorar la infraestructura de riego. Esperamos no equivocarnos con
cifras y augurios falsos.
¿Qué pasa con los derechos de agua, con la dignidad de las personas?
Teniendo unas de las más grandes
reservas de agua dulce del mundo, tenemos sectores sencillamente Sin
agua, ¿quién es el responsable?, ¿quién deja sin agua a los habitantes
argumentando el desarrollo y crecimiento de las multinacionales? ¿Cuándo
vamos aprender?
Para ello debemos establecer algunas tareas ineludibles:Eliminación del actual código de agua DFL 1122.
Consagrar Constitucionalmente el agua como un Derecho Humano.
Recuperar la propiedad colectiva y la gestión comunitaria del agua.
Definir como prioridad en el uso de los recursos hídricos el de bebida, el agua para servicios higiénicos y el agua para producción de alimentos básicos.
Por Leonel Acuña.
Estudiante Trabajo Social, Militante Izquierda Unida Los Ángeles
El Ciudadano