Directiva Cut Provincial Huasco

PRESIDENTE : HUGO PAEZ SUAREZ --- SECRETARÍA GENERAL : NADIA SALDAÑO CARRASCO --- TESORERA : NÉLIDA CUADRA ORDENES --- DPTO. MUJER Y CONFLICTOS : INÉS TAPIA TAMBLAY

martes, 24 de agosto de 2010

Proyecto para aumentar el royalty de la gran minería

Oposición, CUT y Sindicatos presentan proyecto para aumentar el royalty de la gran minería.

Diversos diputados de la oposición, tanto del Partido Socialista y el Partido Comunista como del PPD, además de representantes de la CUT, y de los sindicatos de Enap y Codelco, realizaron un movimiento denominado “que la barra de Chile apoye a Chile”, en directa alusión a los recursos que el cobre aporta al país.
La iniciativa propone que el royalty de la gran minería no sea inferior al 12%, e hicieron un llamado al Presidente para que realice un plesbicito ciudadano para lograr un royalty de verdad, que incluya entre otras cosas, un nuevo sistema tributario, una nueva ley de concesiones, protección laboral para los trabajadores, además de medidas medioambientales.


El Mostrador

El rescate: Ganadores y perdedores
Hace días que me cansé de ver las transmisiones desde la mina San José. Informar es una cosa, pero con las cámaras enfocadas en el sufrimiento de las familias, ya parecía voyerismo. Pero el domingo pasamos de teleserie a película de aventura. Y como en toda película de aventura, al final alguien gana y alguien pierde. ¿Quiénes son?
Las que más ganan, tal vez aun más que los propios mineros, son las familias, que han sufrido frío e incertidumbre, pero que han mostrado una increíble fortaleza. Si bien el despliegue de periodistas no ha sido el más noble de los espectáculos, es posible que la presencia de las familias haya mantenido la atención de los periodistas, y la presencia de periodistas aseguró la atención de los políticos. Nota: 7+
Los mineros han mostrado una fe y fuerza que han inspirado al país. Representan el deseo de sobrevivir en condiciones que no nos podemos imaginar. Más aun, en sus caras está escrita la historia de Chile, desde el salitre a Subterra, de la chilenización a la reconstrucción. Son los rostros del bicentenario. Nota: 7
Como dijo el gran filósofo Woody Allen, el 80% del éxito radica en ‘estar ahí’ (showing up), y Golborne estuvo ahí, activamente supervisando el rescate, cuando les iba mal, y en el momento de éxito. Entendió como pocos en el gobierno qué implica ser Ministro de Estado.
El segundo ganador es el Ministro de Minería, Laurence Golborne. Como dijo el gran filósofo Woody Allen, el 80% del éxito radica en ‘estar ahí’ (showing up), y Golborne estuvo ahí, activamente supervisando el rescate, cuando les iba mal, y en el momento de éxito. Entendió como pocos en el gobierno qué implica ser Ministro de Estado.
Dependiendo de cómo sigue el rescate, y cómo coincide el timing con las encuestas de opinión pública, Golborne se podrá convertir en un presidenciable. Eso sí, tendrá que seguir su conversión de empresario a político. Por su cercanía a las familias, su sencillez y su obvia preocupación por los mineros se puede observar que en lo político, por lo menos al estilo cariñocrático que aparentemente valoramos, es un muy buen alumno.
Nota: 6.8
El tercer ganador, pero en menor grado, es el Presidente Piñera. Se nota, en este caso, un elemento esencial de espíritu emprendedor del Presidente; el riesgo. Para él y para su gobierno, asociarse tan íntimamente con el rescate representó un tremendo riesgo, pues las chances de fracaso eran grandes. Se podría haber alejado, pero no lo hizo, probablemente por principio, pero también se la jugó. Y como en tantas ocasiones anteriores, ganó.
Sin embargo, ahora el Presidente debe cuidar el manejo comunicacional. Para muchos chilenos, el rescate de los mineros representará el primer éxito real del gobierno Piñera. Habiéndose ganado este tremendo porotito, no será necesario – y podría ser contraproducente – explotarlo. Los chilenos saben y reconocen que el gobierno movilizó las fuerzas para lograr el rescate. Nota: 6…. Si sigue así.
En el corto plazo, la Concertación es un perdedor. No le ha quedado otra que aplaudir la reacción del gobierno y de Golborne, aunque con Piñera han sido un poco más cautelosos. Las comparaciones con el manejo de crisis post 27 de febrero serán inevitables, y poco favorables. Lo mejor será morderse la lengua, hasta que pase el huracán, que durará un rato más. Podría haberse sacado un rojo, pero al haber mantenido, generalmente, una línea de apoyo apolítico, la Concertación se saca un 5.
A la larga, sin embargo, la Concertación se dará cuenta que dentro del actual desastre habrá ganado un gran punto político: una vez más queda en evidencia la importancia del estado. Se necesita el estado para regular, y se recurrió al estado para el rescate.
Adicionalmente, el hecho que sean las pequeñas empresas mineras las que tienen mayores problemas de seguridad le podrá dar un argumento (más) en contra de la privatización, y eventual balcanización, de Codelco. Si la Concertación logra sacar esas lecciones de la tragedia, y transformarlas en propuestas concretas para apoyar lo que ha venido diciendo hace tiempo – pero sin caer en las lógicas maniqueas de Estado-Mercado que se usó en la campaña presidencial – tiene mucho que ganar.
Suena demasiado obvio decir que el que ha ganado de verdad es el país. Que en un país tan segregado, dividido por política, historia, clase y geografía, la tragedia nos unió. En ese sentido, el que todos andábamos pegados a la televisión no nos unió más que el mundial o la Teletón. Pero si los mineros emergen de la tierra antes del 18 de septiembre, el país habrá encontrado una razón, un eje, para las celebraciones del Bicentenario, que hasta el momento nos había eludido. El accidente de San José, al igual que el Bicentenario, nos da para reflexionar sobre qué somos como chilenos, cómo enfrentamos la adversidad, y qué debiéramos cambiar para que en el tercer siglo de la República no veamos más escenas como las de las últimas dos semanas.
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El Mostrador
Lo que sí debiese sorprendernos e indignarnos

A pesar de la gran felicidad de saber a los mineros con vida, sigue generando escozor el efecto causado por ciertas declaraciones reconociendo presiones sobre el accionar fiscalizador: molestia en algunos y gran sorpresa en otros, si bien lo dicho es absolutamente veraz y de amplio conocimiento público.
Todo ente regulatorio o fiscalizador recibe presiones y toma conocimiento de intereses, muchas veces en pugna, desde los diferentes sectores afectados. Lo importante, es que ellas no lo desvíen nunca de las responsabilidades que le asigna la ley ni a perder de vista la importancia de los bienes jurídicos que se deben proteger. Al menos, la Dirección del Trabajo durante varios años se caracterizó por ese sello, lo que es totalmente comprobable y bastante conocido.
Mayor es la extrañeza, cuando hoy se habla con gran soltura de la necesidad de regular el lobby político, como parte del quehacer de un Estado democrático; si bien, antes de legislar sobre este tema sería de máximo interés conocer la opinión de la ciudadanía.
La pérdida de vidas, todas valiosas y evitables, sí debieran indignarnos; al igual que la poca valoración que se le otorga a las condiciones de trabajo, la discriminación laboral, la libertad sindical y los derechos laborales en general.
Lo anterior sorprende aún más, cuando lo que sí debiera preocuparnos son otros temas ineludibles, de ser cierto aquello que queremos construir una sociedad más justa, igualitaria y buena para todos. He aquí sólo algunas de muchas interrogantes.
¿Cómo es posible que un país con los grados de crecimiento económico alcanzados no protejamos mejor la vida en el trabajo? Los avances logrados en los últimos años, varios de ellos relevantes, no impiden que las cifras oficiales, sin capturar totalmente la realidad debido a un lamentable subregistro, sigan siendo escalofriantes. Durante el 2009 se registraron 443 accidentes fatales en los lugares de trabajo; en igual período, los registros -sólo de las mutualidades de empleadores- arrojaron 191.685 accidentes de trabajo, incluyendo los de trayecto. En el período de enero a marzo del 2010, las vidas perdidas en iguales circunstancias ya ascendían a 155 personas. Los homicidios durante el 2009, producto de los logros en seguridad pública, alcanzaron la siempre triste cifra de 285 personas; sólo las víctimas fatales con ocasión del terremoto y tsunami de febrero pasado, son similares a las laborales en sólo un año. ¿Qué nos pasa como sociedad si hechos tan lamentables, salvo cuando se nos presentan en forma tan impactante, nos dejan impávidos? Pareciera ser que sólo las grandes catástrofes logran conmovernos.
Aunque no guste, los problemas en seguridad e higiene en el trabajo son constatables en todos los sectores productivos, cualesquiera sea su dinamismo o el tamaño de la empresa. Estudios muestran que la gran Minería, a pesar de la alta tecnologización de sus procesos, con sus explotaciones en altura, jornadas excepcionales (por la ubicación de los yacimientos), ambientes contaminantes, colaciones en máquina, externalización de riesgos a través de la subcontratación y del suministro de trabajo en iguales o similares actividades que los trabajadores propios, doblajes de turnos, etc., también genera riesgos evitables a la salud y vida de los trabajadores.
El crecimiento y expansión de la salmonicultura, con o sin virus ISA, se sustenta en la vida de los buzos mariscadores que laboran en los centros de cultivo, con altísima cantidad de trabajadores muertos (58, en menos de tres años) y en condiciones de trabajo lamentables en la industria: funciones repetitivas, en permanente humedad, sin contar la gran precariedad contractual, los bajísimos sueldos y las extenuantes jornadas.
Ello, con sus particularidades, se reproduce en la agro-industria, con el agravante del conocido fenómeno de los plaguicidas y pesticidas, el trabajo infantil, etc.; así como, en otros sectores de actividad.
La pérdida de vidas, todas valiosas y evitables, sí debieran indignarnos; al igual que la poca valoración que se le otorga a las condiciones de trabajo, la discriminación laboral, la libertad sindical y los derechos laborales en general; a lo menos, saquemos lecciones provechosas de experiencias tan lamentables como la de los mineros de Atacama.

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